Falsos mitos embalaje
Falsos mitos embalaje
“Cualquier tipo de caja es apta para embalar una mercancía.” Cada mercancía o producto es distinto, se debe buscar el embalaje que mejor se adapte a las características y condiciones de cada caso. Por ejemplo, no usaremos la misma caja para embalar un mueble, que para embalar un motor.
“Cualquier tipo de protección es válida para mi material.” No es así, como hemos dicho en el punto uno, cada producto es distinto, y si queremos asegurar que llegue en buenas condiciones a destino, debemos buscar la mejor protección para ello. Por ejemplo, no usaremos la misma protección para materiales electrónicos que para materiales férreos.
“Puedo dejar el embalaje para el último momento, seguro que será rápido…” Las necesidades de desarrollo de un embalaje implican un estudio previo que en ocasiones puede suponer incluso días, por lo que no es aconsejable descuidar este punto, ya que al final el embalaje es un requisito clave en la cadena logística de cualquier producto.
“Una jaula siempre es más barata que una caja cerrada.” Esto no tiene por qué ser siempre así, en ocasiones el trabajo que da fabricar una jaula es mayor que el de la caja, por tanto, aunque pueda llevar menos madera, una cosa equipara la otra. Y la relación protección-precio que ofrece una caja, siempre será mayor que la de la jaula.
“Las diferentes certificaciones son algo que no me preocupa, la empresa de embalaje se ocupará…” Cuando hablamos de certificaciones, hemos de tener en cuenta que es un tema que cada vez está cobrando más importancia y que de no cumplirlas al 100% podemos encontrarnos con problemas muy serios a la hora de pasar aduanas. Al exportar cualquier mercancía embalada en madera debemos asegurarnos que nuestro embalador nos de garantía total de que sus productos están certificados y que cumplen con los requisitos indicados en todas las normas vigentes. Como ejemplo más significativo, tenemos la norma NIMF15, sobre tratamiento fitosanitario. No cumplirla escrupulosamente podrá comportar problemas graves para no solo la empresa de embalajes sino también al exportador.
“El contenedor marítimo ya es un embalaje, por tanto no necesito un embalaje” El contenedor marítimo es un medio de transporte y no un embalaje. En la mayoría de casos no cumplirá los requisitos necesarios para la protección efectiva de nuestra mercancía. Hemos de pensar que cualquier mercancía ubicada dentro de un contenedor marítimo ha de ser inmovilizada mediante trincaje para asegurar que los continuos movimientos que sufrirá el contenedor en su viaje no afecten a dicha mercancía o incluso podrá provocar averías graves no solo a la mercancía, también al contenedor o al buque. Otro aspecto a tener en cuenta, son los cambios bruscos y muy acentuados de temperatura que sufrirá el interior del contenedor durante su travesía. Estos cambios provocarán una gran cantidad de humedad y condensación que afectará en mayor o menor medida a las mercancías, por eso es importante proteger mediante embalaje marítimo, consistente en la combinación de embalajes de madera y materiales barrera, tales como fundas de aluminio al vacío, sales deshidratantes, o emisores anti oxido, etc. que nos permitirá una mejor inmovilización dentro del contenedor y una mayor protección ante los impactos.