Guía para no perderse en la bio-jungla
Quién desee realizar compras respetando el medioambiente puede elegir entre una amplia oferta que, día a día, crece vertiginosamente. Esto también es de aplicación a los embalajes y a sus materiales auxiliares fabricados con el llamado plástico biológico. Sin embargo, este boom también tiene su lado oscuro: mientras que en el mercado no exista un acuerdo sobre las normas a aplicar, a la hora de hacer compras se debe prestar mucha atención a lo que hay de verdad en lo que prometen los productos.
Los cojines de aire para la protección de mercancías en paquetes de envío son un ejemplo bastante claro.
La ligereza del rastro de CO2 provocado por un producto depende de la cantidad de emisiones de gases de invernadero que se generen durante su fabricación, comercialización, utilización y eliminación. Consecuentemente, el transporte de los productos también incrementa el rastro de CO2. Si las mercancías se transportasen utilizando materiales de relleno y acolchado fabricados con materias primas renovables, esto ayudaría a compensar la balanza ecológica. En la búsqueda de materiales que cumplan con estos requisitos, las empresas desde el 2007 se encuentran con cada vez más láminas para cojines de aire calificadas como de calidad biológica.
Pero cuidado: no todas las ofertas que así vienen etiquetadas cumplen con las expectativas del comprador, interesado en un producto basado en recursos renovables. Es más, bien podrían tratarse de productos fabricados en su totalidad de polietileno estándar (PE), el cual se fabrica a partir del petróleo. Que se pueda dar este malentendido es bastante probable, ya que el concepto de plástico biológico tiene varias definiciones.
Posibilidad de falso etiquetado
Para unos, la principal característica es el material base: este debe provenir de recursos renovables. Por otra parte, un plástico se puede considerar «biológico» siempre que sea degradable. Para ello, puede estar fabricado, o no, de materias primas renovables.
Las empresas que se propongan alcanzar una mayor sostenibilidad deberán buscar aquellos productos que satisfagan sus propias pretensiones dentro de esta bio-jungla. Pero la denominación puede ser engañosa: Como es sabido, los conceptos como “Bio”, “compostable” o “biológicamente degradable” no ofrecen ninguna protección legal.
Ser bio-consecuente sale más caro
Quién quiera lograr una logística más «verde», deberá apostar, en general, por ambas características, es decir: por los cojines de aire que sean compostables y que provengan de recursos renovables. En lo que respecta al material base, este objetivo no se ha alcanzado aún en su totalidad. El estado actual de la técnica no permite aún disponer de cojines de aire fabricados 100 por cien con materias renovables. Muchos plásticos de base biológica necesitan mezclarse con componentes sintéticos para alcanzar las propiedades necesarias requeridas para su utilización.
Conseguir una mayor sostenibilidad tiene su precio: Para los cojines de aire “del campo” se debe pagar bastante más que en el caso de los productos totalmente sintéticos. Esto se debe a que la materia prima se encuentra en un nivel de precios bastante superior. Por otro lado, no hay que olvidar el consumo de material: hasta ahora, las láminas de material biológico utilizadas en aplicaciones logísticas tienen aproximadamente el doble de espesor para conseguir una calidad competitiva, por ejemplo, en lo que respecta a la estanquidad. Los cojines de aire fabricados con polietileno coextruído, tienen, en la actualidad, sólo 25 µ.
Que no se vea no significa que sea inofensivo
Aún y todo, puede haber algún que otro comprador que piense que en el mercado aún existen alternativas biológicas ventajosas. Estas son las degradables, algo que ya está bastante bien, ya que cuando se tira el material de embalaje tras su utilización, pasados cinco años no queda nada de él a la vista. El problema visual de los residuos desaparece, por decirlo de alguna forma. Ahora, sólo queda preguntarse en qué condiciones.
Entre los aditivos que se mezclan con el plástico para influenciar su estructura de la manera deseada, se incluyen, a menudo, sustancias dañinas para el medioambiente. Esta dudosa reputación es la que han adquirido los materiales denominados oxo-biodegradables. En general, se trata de material fabricado 100% con polietileno (PE) al cual se le ha agregado ciertos compuestos metálicos. Según datos de la asociación European Bioplastics (Berlín), algunos de estos aditivos se van a clasificar como sustancias peligrosas en base a la legislación de la Unión Europea. Por ejemplo, se ha detectado cobalto.
Mejor con el logo del germen
Entendiéndolo bien, esto sólo es válido para una parte limitada de los plásticos compostables. Para excluirlos de la opción de compra, existe un medio eficaz: la certificación según la norma EN 13432. Esta verifica la característica de la compostabilidad. Esta norma es válida en toda la UE. El logotipo del germen se utiliza como distintivo tanto en Alemania, como en los Países Bajos, Reino Unido, Polonia e, incluso, en Suiza.
En el caso de los cojines de aire, con este distintivo se demuestra que la biomasa resultante tras su descomposición no contiene ni sustancias nocivas orgánicas como dioxinas, ni metales pesados como, plomo, mercurio, cobalto o cadmio. Los cojines de aire pueden reciclarse en una planta industrial de compostaje, es decir, que bajo ciertas condiciones de calor y de humedad se descomponen, entre seis y doce semanas, en agua, dióxido de carbono y biomasa. Disponen de un ensayo de compatibilidad vegetal.
Cuanto antes mejor
Los cojines de aire biológicos contribuirán en breve a la logística verde. La capacidad de producción de materias primas biológicas y renovables aumenta, en todo el mundo, de manera exponencial. Por otro lado, la necesidad de reducir las emisiones de carbono y nuestra dependencia del petróleo de forma drástica son temas que aparecen diariamente en las noticias. Los hogares que se pasan completamente a los alimentos biológicos y que exigen medios de embalaje también biológicos, arrastrarán a la industria y, quién no pueda mantener el ritmo perderá el tren.
Nadie pondrá en duda que no sea adecuado o que no recompense trabajar para conseguir el objetivo de un material sostenible. Storopack ha decidido contribuir a este desarrollo de forma consecuente: Airplus Bio no solamente es compostable según la norma EN 13432. El material base también proviene de recursos renovables.
Los clientes finales saben valorar el compromiso de las empresas por el medioambiente y están dispuestos a pagar más por ello: así fue como el plátano biológico llegó a los supermercados de descuento.
Fuente: STOROpack
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