¿Pueden los envases de plástico reutilizables reducir las pérdidas a lo largo de la cadena de suministro?
¿Pueden los envases de plástico reutilizables reducir las pérdidas a lo largo de la cadena de suministro?
Laura Batlle Bayer, investigadora de la beca postdoctoral Areco en la Cátedra Unesco de Ciclo de ida y Cambio Climático de ESCI-UPF
Las frutas y hortalizas frescas son un sector clave en la agricultura española. Con una producción anual de unos 20 millones de toneladas, tiene un valor económico de 14 millones de euros, contribuyendo al 47% del valor de la producción vegetal española y al 29% de toda la producción agrícola (MAPA).
Sin embargo, las ineficiencias dentro de las cadenas de suministro de frutas y hortalizas aparecen en forma de pérdidas y desperdicios de alimentos. En base al estudio de García-Herrero et al. 2018, en España se desperdician 8.100 toneladas de frutas y verduras. Considerando toda la cadena de suministro de frutas y hortalizas, las mayores tasas de pérdidas (% de pérdida o desperdicio de alimentos en una determinada etapa) tienen lugar en el consumo (19%), la distribución (10%) y la manipulación y el almacenamiento postcosecha (9%).
Aunque una gran cantidad de investigaciones han analizado las causas de las pérdidas y el desperdicio de alimentos a nivel del consumidor, este artículo se centra en las pérdidas de alimentos que se producen en la distribución. En este sentido, Mena et al. (2014) identificaron dos tipos de causas de pérdidas de alimentos y bebidas en la distribución en Reino Unido: las causas relacionadas con la gestión de la oferta y la demanda (es decir, la previsión inadecuada, la incertidumbre de los patrones de consumo con las promociones y el exceso de existencias) y las relacionadas con el control del producto y el proceso (es decir, las especificaciones del producto del minorista para satisfacer la demanda de los consumidores, los daños del producto en el procesamiento, el almacenamiento y el transporte debido a las cadenas de frío y la manipulación inadecuadas, y su corta vida útil).
Magalhaes et al. (2021) también investigaron las causas de las pérdidas a lo largo de las cadenas de suministro de frutas y hortalizas. Clasificaron las causas de las pérdidas en tres categorías: logística, calidad y venta al por menor. Concluyeron que las causas logísticas (es decir, los sistemas de transporte inadecuados, el embalaje inadecuado o defectuoso, la falta de instalaciones de almacenamiento, la manipulación y el rendimiento operativo deficientes y la falta de coordinación e intercambio de información) son las más determinantes y, por lo tanto, destacaron la necesidad de establecer estrategias para prevenir las pérdidas de alimentos en esta etapa.
En este sentido, el uso de cajas de plástico reutilizables puede desempeñar un papel crucial. Estos envases están diseñados para ser utilizados desde el productor hasta el minorista, lo que evita la manipulación adicional, así como para proporcionar las condiciones de ventilación y humedad adecuadas para prolongar la frescura de los productos. Por ejemplo, Europool destaca el mejor comportamiento de sus envases en la reducción de pérdidas de alimentos en comparación con los envases de un solo uso, del 4% al 0,1%; e IFCO informó de una mayor vida útil de las frutas y hortalizas transportadas en este tipo de envases en comparación con los de un solo uso.
Sin embargo, la literatura científica sobre este tema es escasa. La mayoría de los artículos científicos sobre envases de transporte reutilizables se han centrado en comparar las cargas medioambientales (en algunos casos, también los impactos económicos) de los sistemas de envasado reutilizables frente a los de un solo uso (es decir, cartón ondulado y cajas de madera), sin tener en cuenta el impacto en el ciclo de vida del producto alimentario. La inclusión de este aspecto en la evaluación de la sostenibilidad de los envases reutilizables en la logística de frutas y hortalizas es esencial.
Esto estará en consonancia con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), especialmente la meta 12.3 de los ODS que pretende reducir a la mitad el desperdicio mundial para 2030; así como con la estrategia “de la granja a la mesa” del Pacto Verde Europeo, que se ha comprometido con este objetivo. Además, la Comisión Europea tiene previsto proponer objetivos legales vinculantes para 2023 con el fin de reducir las pérdidas de alimentos, y se están produciendo avances regionales en este sentido. Por ejemplo, en marzo de 2020, el gobierno catalán aprobó la ley contra el desperdicio de alimentos. Para las grandes empresas alimentarias, esta ley proponía desarrollar un plan de prevención de pérdidas de alimentos, así como medir, reducir y comunicar su cantidad de pérdidas de alimentos.
Lo que no se cuantifica no se puede gestionar. Por lo tanto, es esencial seguir avanzando en la cuantificación de las pérdidas de alimentos para mejorar el rendimiento sostenible de las cadenas de suministro.